"Me daba miedo que cumpliera 18 y arruinara mi vida, así que me senté a pensar qué era lo que iba a hacer cuando cumpliera 18 y me acordé de Bienestar"
Santiago Builes*
"El equipo me dijo: ya usted hizo prácticas, ya se graduó de la carrera y tiene una resolución de adoptabilidad, pero pues obviamente, por tu edad, ya nadie te va a adoptar. Te puedes ir, tienes la herramienta ya para trabajar; ¿te ayudamos a conseguir una empresa o quieres seguir estudiando?. Yo elegí estudiar negocios internacionales"
Juan Fernando Restrepo
"Cuando yo salí de la institución me tocó vivir lo que es la prostitución. Fui modelo webcam (...). Me ví obligado a vender muchas veces mi cuerpo porque no tenía ni el bachiller culminado. Gracias a ese trabajo pude terminar mis estudios"
Pedro Álvarez

I. La llegada

Cuando empieza el tiempo

Ya nos estábamos yendo. Él nos volvió a acompañar a través del camino de tierra y piedras que antecedía la casa en la que se resguardaba después de que abandonó la última fundación en la que estuvo.

—Yo quiero ver cuando tumben todo esto —dijo, refiriéndose a las demás casas que habían alrededor.

—¿Las van a tumbar?

—Sí, porque cuando llueve, el río de al lado se sube y todo esto acá se inunda.

Y es que eso sucedió a las tres de la tarde, cuando él nos recibió. Desde que comenzó el año, habían pasado 31 días de sequía, hasta el cielo estaba quemado, pero cuando nos reunimos con Pedro, el 1 de febrero, por primera vez las nubes se derritieron. Ese camino de tierra y piedras por el que ahora nos marchábamos, era un caudal de agua cuando habíamos llegado.

Pedro Álvarez nació hace 19 años en un hospital de Venezuela. Su madre falleció durante el parto y la persona que quedó a cargo de su cuidado también murió. Él es una de las 602 personas que en 2022 cumplieron 18 años mientras hacían parte del sistema de adopciones del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).

Yo cumplí un dos de noviembre los 18 años. Eran exactamente las 11 de la noche y me sacaron por la puerta trasera de esa institución y me dijeron que ya tenía que irme.—dice.

Está sentado y con las piernas cruzadas. Mientras nos habla aún se escucha caer la lluvia, misma que hace poco acababa de mojar las dos largas trenzas castañas que se acomodan en su cabeza. Si quisiera llorar contando su historia no habría necesidad porque ya el cielo lo hacía por él.

El egreso es el peor momento que puede vivir una persona.

De acuerdo con el Sistema de Información Misional (SIM) del ICBF, de 2018 a octubre de 2023 habían 6.412 personas que ya eran mayores dentro del sistema, de ellas, 3.259 lo abandonaron, y otras 3.153 accedieron a beneficios para su proyecto de vida apoyadas por la institución.

Gráfica: Elaboración propia

Con Pedro es la segunda vez que nos vemos las caras. Lo conocimos hace un mes, cuando visitamos una fundación que lo estaba apoyando con colocación laboral. Ese día llegó una hora después que nosotros y se sentó en las escaleras que conducían al segundo piso del lugar. Allí, cabizbajo y con el pelo suelto, nos contó parte de su pasado, una historia permeada por el abuso sexual y que lo hizo ingresar al sistema mediante el Proceso Administrativo de Restablecimiento de Derechos (PARD).

Los niños, niñas y adolescentes que ingresan al sistema de adopciones tuvieron que entrar primeramente al PARD, el cual se activa cuando el ICBF recibe una denuncia en la que se advierte que un menor está siendo vulnerado. Cuando esto pasa, un defensor de familia pone a disposición del infante un equipo interdisciplinario que verificará si la denuncia es real o no.

Desde 2018 hasta noviembre de 2023 en Antioquia se presentaron 11.126 ingresos al PARD. Si los menores que ingresaron terminan en el sistema de adopción, tomaría 30 años adoptarlos a todos si se adopta uno cada día.

Entre los 5 principales motivos de ingreso al PARD en Antioquia se encuentran:

Omisión o negligencia: se registraron 2.366 ingresos por este motivo, de los cuales 202 eran menores extranjeros de países como Venezuela, Camerún, Chile, Vietnam, China, España, Ecuador, entre otros. Es decir, de cada 100 ingresos, 9 son extranjeros. Así mismo, es el principal motivo de ingreso en menores de 0 a 5 años.

Falta absoluta o temporal de responsables: fueron 1.816 casos por este motivo. Hasta noviembre de 2023 era la causa por la cual se habían presentado más ingresos al PARD ese año, con 374.

Actos sexuales: se presentaron 1.418 ingresos por este motivo, el 75% de ellos fue en niñas. El 61% de los casos de actos sexuales se dieron hacia menores de 0 a 12 años.

Acceso carnal: se registraron 715 ingresos por este motivo, el 83% de ellos se dio en niñas.

Alta permanencia en calle: se dieron 678 ingresos por este motivo, 175 eran de menores entre 0 a 12 años.

Si quiere conocer el proceso completo por el que pasa un menor antes de entrar en el sistema de adopción, vea este video:

II. La estadía

Cuando te atrapa el tiempo

De acuerdo con estadísticas del ICBF, 2021 fue el último año en el que las cifras de adopciones superaron las 1.000, de allí en adelante los números han ido disminuyendo. Por ejemplo, de 2021 a 2023, hubo una reducción del 10%.

Es importante aclarar que estas cifras se suman con las adopciones hechas en las Instituciones Autorizadas para desarrollar el Progama de Adopción (IAPAs), que además, son privadas. Si se excluyen las IAPAs y se toman las cifras de adopciones solo en el ICBF, entonces, el último año que hubo más de 1.000 adopciones, fue 2019, y de ese año a 2023, la reducción fue del 31%.

Las adopciones en las IAPAs, a diferencia del ICBF, cuestan dinero. Un proceso de adopción en una IAPA como "La casita de Nicolás" en Medellín, vale 8'500.000 pesos. ¿Qué representa en tiempo esta cifra?

Si por ejemplo una familia de tres miembros (padre, madre e hijo) con ingresos mensuales de 2'800.000 pesos quiere adoptar en esa institución, y ahorra 300.000 pesos mensuales para ello, considerando los demás gastos que hacen en el hogar, les tomaría dos años y medio conseguir el dinero.

Entonces, si cuando la familia empezó a ahorrar, un menor dentro del sistema tenía 15 o 16 años, para el momento en el que obtengan el dinero, éste ya habrá cumplido los 18 años y habrá perdido la oportunidad de ser adoptado.

Pero esta no es la única forma en la que un menor puede no ser adoptado y quedarse atrapado en el sistema, ya que, de acuerdo con el ICBF, existen 5 factores de incidencia o "características especiales" que dificultan el proceso, ellas son:

Pertenecer a un grupo de tres (3) o más hermanos.

Ser un niño, niña o adolescente con discapacidad.

Pertenecer a un grupo de dos hermanos, donde el mayor de ellos tenga diez (10) años o más.

Tener cualquier edad y presentar alguna enfermedad crónica, grave y permanente que requiera atención especializada del sistema de salud.  

Tener diez (10) años o más.

En Antioquia, el 46% de menores que ingresaron al PARD entre 2018 y noviembre de 2023, tenían más de 13 años. Es decir, si todos terminaran en el sistema de adopción después de su paso por el PARD, estarían dentro de esas características especiales, por lo que su proceso de adopción sería mucho más complicado.

Nota: el 1% restante son menores sin información.

Así mismo y de acuerdo con el ICBF, para octubre de 2023 habían 3.569 menores que cumplían con esos factores de riesgo dentro del sistema de adopción colombiano. Es decir, 3.569 personas que podrían ser díficilmente adoptadas y se sumarían a las miles que ya son adultas dentro del ICBF.

Las cifras que confirman estos patrones de riesgo se ven reflejadas en las adopciones a jóvenes entre 12 y 17 años, pues en los últimos 5 años tan solo el 16% de ellas fueron entre ese rango de edad.

A estas "características especiales" se les suma además, el problema de las devoluciones. Según el ICBF, de 2018 a 2023 fueron 32 los menores que habían sido adoptados y cuyas familias adoptantes decidieron devolver a la institución, como si se tratase de un producto defectuoso, con daños de fábrica, y no de una vida humana. Aparentemente para los devueltos, se volvió posible devolver el tiempo y viajar al pasado, ese donde comenzó todo y que auguró su futuro presente.

III. La salida

Cuando se acaba el tiempo

¿La defensora no te dijo que te podían brindar educación?

No. —responde Pedro.

¿No tuviste la oportunidad de continuar procesos dentro de la institución?

—No.

—¿Fuiste tú quien tuvo que buscarlos por tu cuenta?

—Sí, vendí mi cuerpo para poder pagar mis estudios. Soy profesional gracias a eso.

Tres días antes de abandonar la institución, Pedro ya había sido alertado por la defensora de familia de que pronto iba a acabar su proceso. De acuerdo con él, los días anteriores a la salida son los peores. Egresar es una hoja en blanco de muchas que se han arrugado anteriormente en el proceso de escribir un proyecto de vida. La duda y la incertidumbre sobre qué deparará la vida al salir del hogar, según Pedro, ha llevado al suicidio a jóvenes que como él, ya iban a egresar.

Cuando Pedro egresó no contaba con el bachillerato terminado. La prostitución y trabajar como modelo webcam, le ayudaron a terminar de pagar sus estudios.

No todos corren con la misma suerte que yo, hay otros que sí salen graduados (...) con carreras técnicas.

El bachillerato es uno de los grandes problemas que tienen los menores a la hora de egresar, muchos de ellos nunca accedieron a educación y para conseguir trabajo el requisito mínimo que se les pide es haberse graduado del colegio.

Entonces, ¿qué oportunidades hay?

Al egresar del sistema, el ICBF cuenta con el Proyecto Sueños; una iniciativa que busca brindar educación y empleabilidad para jóvenes que se encuentran bajo medidas de protección o responsabilidad penal. De acuerdo con Angie Paniagua, exfuncionaria del ICBF, las personas que egresan del sistema de adopción pueden ingresar a estos beneficios.

—Por tener 18 ya el chico es su propio representante legal (...) , si el niño sí quiere seguir, que no pasa mucho la verdad, es muy lamentable porque no aprovechan esos recursos, el defensor está obligado a tomar las acciones necesarias para que el niño se vincule a programas estatales de formación. Es decir, el gobierno tiene la obligación de pagarle la universidad al chico como si fuera el papá; sean programas técnicos, tecnológicos o profesionales, y el defensor debe hacer esa conexión, preparar al chico para la vida profesional y vincularlo al proceso educativo. —dice Paniagua.

Quienes ingresan a estos beneficios entran a una modalidad llamada Casa Universitaria, o si ya llevan mucho tiempo en un hogar sustituto, pueden quedarse en él. Eso sí, deben seguir unas reglas y normas a las que se deben atener voluntariamente en cuanto a horarios de llegada y salida o comportamiento.

En Colombia hay 20 casas universitarias. Sin embargo, es necesario decir que, de acuerdo con el ICBF, estas casas universitarias solo pueden estar conformadas por máximo 48 jóvenes, lo que minimizaría las oportunidades de acceso para los miles que egresan del sistema. A continuación se muestran las ubicaciones de estas casas universitarias:

Por otro lado, de acuerdo con la Secretaría de Inclusión de Medellín, para atender las necesidades educativas o laborales de los egresados del sistema de adopción en la ciudad, se han realizado articulaciones externas con ONGs y fundaciones como:

Corporación Sueños y Huellas

Esta Corporación ayuda a jóvenes mujeres que han salido de instituciones de protección y a niños que habitan en inquilinatos de la ciudad.

Corporación Superarse

Brinda atención integral a niños, niñas y jóvenes que se encuentran en situación de vulnerabilidad de derechos o que se encuentran en situación de alto riesgo psicosocial y que entran al sistema de protección estatal. Sin embargo, su público principal no son las personas que egresan del sistema de adopción.

ONG Mercy Corps

Tiene procesos formativos en emprendimiento y empleabilidad, sin embargo, su enfoque no son las personas que egresan del sistema de adopción.

Fundación Into The Light International

Atienden a personas egresadas de las instituciones de protección, con la finalidad de vincularlas a procesos formativos en educación y empleabilidad. Para noviembre de 2023 en la fundación se habían vinculado dos jóvenes a procesos formativos, otros tres jóvenes mayores de edad se encontraban realizando talleres sociolaborales y habían además dos jóvenes que esperaban ser vinculados al salir del Centro de Diagnóstico y Derivación.

Así como el Proyecto Sueños, estas fundaciones se atienen a unas reglas y normas a las que se debe adaptar la persona beneficiaria. Sin embargo, estas normas también se vuelven un motivo de decersión de aquellos que ingresan.

Yo acababa de salir de un encierro (...) no quería horarios. No queria llegar a las 10 de la noche a la casa. No queria estar explicando dónde estaba. Con quién iba a salir. Si tenia pareja. Si era gay o no. Si quería ir a la iglesia o no. Había normas con las que no estaba de acuerdo, y uno, estando allí, debe someterse a cumplirlas. Vi que estaba repitiendo ciclo, un internado más.dice Pedro, quien hizo parte de la fundación Into The Light.

En la casa en la que hoy está Pedro, también nos habían recibido dos mujeres y una niña, que se escondieron detrás de una habitación cuando empezó nuestra conversación con él. Ya terminamos, y ahora ellas salen a despedirse, así como intenta salir el sol de su escondite entre las nubes grises que ya estaban dejando de escupir agua.

¿Y por qué canal va a salir? —preguntó la niña, refiriéndose a la entrevista.

Nosotros solo sonreímos.

Pedro se refugia en ellas desde que abandonó la fundación Into The Light las últimas semanas de enero. Ellas son como sus hermanas, porque al final, de un modo u otro, uno siempre encuentra a la familia en cuerpos ajenos que no comparten la misma sangre, pero sí la misma unión: el querer(se).

Afuera, la vida transita. No solo para él, sino para las miles de personas que egresan del sistema de adopción. Para ellas, vivir se convierte en una maratón olímpica que deben correr en muletas. Después de 18 años, nada para, solo queda un rumbo de anécdotas que se mantienen en la cabeza y marean los recuerdos, y siempre, al pensar en lo vivido, y lo que hay por vivir, uno solo se puede hacer una pregunta: ¿y ahora qué?

"Quiero hacer una fundación que eduque a los jóvenes, así tengan la mayoría de edad". Conozca la historia de Santiago Builes* haciendo click acá.
"Cuando nos recogió el ICBF nos dijeron que íbamos a hacer un paseo, nos montaron en una camioneta y nunca volvimos". Conozca la historia de Juan Fernando Restrepo haciendo click acá.